¿por qué somos padres?

“Los niños no son víctimas, solo buscan colaborar con nosotros con un objetivo común: la evolución de la Humanidad”

Andrea Cassandra, Anahayanda

Como responder a la pregunta ¿por qué somos padres?

Por la llamada de la naturaleza, por convención social, por gusto, “porqué se te pasa en arroz”, por presiones, por accidente…

Nosotros entendemos que la paternidad y maternidad son un gran acto de amor.

Es un pacto entre seres espirituales que acuerdan venir a la Tierra en forma de familia, con un vínculo paterno filial.

Es un compromiso mutuo para la evolución espiritual de cada uno y del Todo, que viene a ser lo mismo, ya que todos formamos parte del conjunto que es el Universo.

El plan es realizar aprendizajes. El alma busca situaciones que le permitan aprender lo que necesita. Así los padres formamos parte del decorado donde se va a realizar el aprendizaje, actores importantes, pero no somos los directores de la obra.

Los adultos tenemos tendencia a ver a los niños como seres pequeños, indefensos, inocentes…y en el caso de que lo pasen mal, víctimas de la situación. Eso sería una lectura de la realidad. Es cierto que llevan poco tiempo en esta vida, en este cuerpo, que saben poco de cómo funcionan las cosas en esta dimensión, que a menudo meten la pata…

¿Pero qué pasa si cambiamos el enfoque?

Si consideramos el Ser espiritual que todos somos, que tiene cientos de años y de lecciones aprendidas…

Si consideramos que este Ser ha decidido libremente elegir estos padres, el contexto y las condiciones donde quería nacer para seguir su evolución o para ayudar a su familia o a la Humanidad…

Entonces nos veríamos a todos en un plano de igualdad, incluso podríamos llegar a ver que los niños somos (todos hemos sido niños y en cierta manera seguimos siéndolo) los que venimos a cuidar, a ayudar y a convertirnos en instrumento para el crecimiento del otro.

Entonces podemos valorar, respetar y agradecer a ese ser que haya elegido su destino.

Entonces ¿cuál es la responsabilidad de los padres?

La primera y más importante responsabilidad es hacerse cargo de uno mismo. Parece una barbaridad pero es así. No estamos hablando de egoísmo sino de atender las propias necesidades con amor y cuidado pues en nuestras manos hay tareas delicadas (criar y educar a nuestros hijos). Además estaremos enseñándoles a respetarse y a cuidarse a sí mismos.

Cuando los adultos se hacen cargo de sus problemas, de su sombra (terreno inconsciente) pidiendo ayuda a otros adultos o a profesionales si es necesario, dan muy buen ejemplo y descargan a los niños de la preocupación por sus padres. ¿Cuántos niños sacrifican su felicidad y su inocencia por ayudar o apoyar a una madre estresada o a un padre deprimido? Al fin y al cabo los padres son su sustento básico y no los puede perder. Aplican el patrón inconsciente “ayudo a mi cuidador para que pueda cuidar de mi”.

Paradójicamente los padres nos preocupamos si un hijo no es feliz. Pero si nos esforzamos en buscar la plenitud y la alegría seguro que el ambiente en casa será la mejor medicina para todos.

La segunda responsabilidad es proporcionar un entorno afectivo, físico y energético favorable para el desarrollo de todos. Hacer un trabajo interior para ser lo mejor padres y personas posibles y seguir mejorando cada día. No cansarse de evolucionar, equivocarse, rectificar, buscar mejores opciones con humildad y perseverancia.

Los padres debemos estar abiertos a aprender cosas nuevas, incluso si los maestros todavía usan pañal o creen en el Ratoncito Pérez.

Ser padres es hacerse cargo de criar a los niños, puesto que necesitan apoyo, pautas para orientarse, límites…y amor! Amor que acuna, que alimenta, que canta, que espanta monstruos, que prepara mochilas del cole, que lava ropa, que compra el pan…Ese amor pequeñito, cotidiano, en pantuflas pero que hace posible el milagro de la vida cotidiana.

Ser padres es una misión del alma. Un camino para la evolución de la Humanidad.